Poema de Miguel Hernández
Música de J.M. Serrat
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño,
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
aún tengo la vida.
Análisis: En este poema el "yo lirico" se refiere a la vida. Así, pudiendo comprender este concepto da situaciones en los que la vida y el renacer son los personajes principales.
Para lograr figurarlo, el autor habla de cirujanos dando a entender a estos como las personas que dan vida, que salvan a las personas de su hunidimiento en un agujero negro irretornable. El árbol carnal es un símbolo de vida, de aire, pureza la savia lo mantiene vivo como la sangre mantiene a los hombres. En este poema hay una visible relación entre lo paradigmático y lo sintagmático.
Publicado por: Ariel Adler y Luka Goldszmidt
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